Desde lejos
la miro
y parece un espejismo.
No puedo con su boca
de membrillo
ni con su aliento
lejano.
Como en un fogón
en mis ojos
atizo
los juncos de su cuerpo
y no puedo
con sus líneas flameando
transmutadas
arrojadas al viento.
Me pregunto:
¿Quién
permanentemente
la deshace
y por qué
y lo que es peor
todavía
por cuanto tiempo
y hasta cuando?