Esta vez mis labios no temblaron,
sabía que ya te había besado,
en mis sueños, al alba,
en la profunda tiniebla
de mis noches solitarias.
Mis labios ya se habían
alimentado de tus besos,
tu miel juguetea en mi boca,
y tu suspiro en mi corazón.
Esas cadenas que tejes en cada palabra,
en cada letra, envuelven a mi alma que…
dócilmente descansa en tu corazón.
No te alejes,
que ya una eternidad esperé por ti,
ahora te quiero junto a mi
por el resto de las eternidades.