\"Mar y río, río y mar\".
En esencia hay una gran diferencia entre el río y el mar.
Él que viene desde lo alto de la montaña
como natural fenómeno nos enseña,
que tiene que entregarse luego de hacer tanto ruido,
mansa y silenciosamente, sin más remedio
a los brazos del mar que lo recibe,
para demostrar el piélago que estando tan bajo
el más encumbrado se somete a su reinado
y por eso, con paciencia sabe esperar.
Y lo más importante, que como fases de un ciclo
nos dejan como lección que cada cierto tiempo
la vida te da la oportunidad de renovar,
es decir, de dulce te vuelves salado,
y de allí asciendes y transciendes,
por efecto de la evaporación a las nubes
para volver más tarde desde lo alto
por otro cauce o tal vez por el mismo,
el camino de descenso a transitar.
Es un proceso continuo que jamás ha de cesar.
Que quede como colofón:
Somos como ríos ruidosos unas veces
y otras como el inmenso mar
que, con su infinita fuerza y potencia,
unas veces se muestra hasta amenazante
por efecto del violento viento,
y otra en calma en homenaje a la paz.