Edel Vicente González Pérez

Mi madre se ha ido (Soneto)

En la lúgubre cripta del sigilo,

yace la madre de mi amor dormida

y en mi pecho está sangrando la herida

al ver romperse aquella rama en vilo.

 

Ya mustia la flor de fértil pistilo

que sólo vive para dar la vida,

hasta del mismo Dios fuiste escogida

para guiar mi alma en un mundo tranquilo.

 

Mírame, ¡oh madre! en aquella extrema hora,

cuando a las sombras de mi noche oscura

ascienda ya con indeciso paso.

 

Quiero que el sol que iluminó mi aurora

sea el mismo que con su llama pura

languidezca las nieblas de mi ocaso.