Sutil tu manera de aparecerte,
entre sueños llegas vigilante,
tan divino como demonio
caballero andante, fuego
brillando en la oquedad.
Tu efigie se plasma de repente
en los resquicios de mi mente,
eres brisa matinal llena de luz,
surges como un sutil observante.
Para siempre, de mi tren, pasajero,
sin alegorías te vuelves mi amuleto
llenando los días de bienaventuranza,
y de hermosos anhelos… mi sosiego.