Un libro de hechizos escrito por Elvira Sastre en mi biblioteca dice
que ser feliz es fácil. Solamente tienes que pensar en qué tipo de persona
quieres convertirte e intentar serla todos los días. Si fallas, no hay
problema; puedes intentarlo de nuevo mañana. Tú me respondiste que no
es tan fácil; primero tienes que saber quién quieres ser y solo sabes que
no quieres ser tú.
Vives encerrada en una torre y nos conocemos por cartas y para mí, tú
eres tus cartas. Toda clase de criaturas cuidan tu torre, todo a lo que le
tienes miedo.
Lo que tengo es una mezcla de que no puedo salvarte, no sabría hacerlo
y me da miedo. A pesar de eso, soy un caballero o al menos tengo el
título.
Hoy me mandaste una carta de auxilio y decidí que ya era momento, pero
antes le pedí permiso a mi padre. Me dio una espada y me presentó a mi
caballo. Salí de mi castillo por primera vez desde que empezamos a
mandarnos cartas.
Llego a tu torre y abro la puerta con mi sable, preparándome para
enfrentarme a 12 pisos de monstruos. Me paralizo cuando se me
acerca una serpiente de 3 patas. No sé pelear. No me gusta pelear.
“No soy un caballero” es lo último que puedo pensar antes de ser
devorado. Lo penúltimo fue “monstruos hijos de su puta madre”.