Aprendí de amores
de tiernas raíces,
de limbos felices
y sol sin dolores.
No los trae el viento,
la pasión los sopla,
nacen de una copla
y hurtan el aliento.
Tasan el enojo,
linchan la tristeza,
irguen la cabeza,
cortan el abrojo.
Miran la pareja,
al par su lugar
y el halo inmortal
fulmina la queja.
23-2-2020