Los días viven en risas que saben a mentiras, solo flotan en el aire de las iras entre dichos y diretes sobre el onanismo, solo nace el verbo del pecado, se trata de renacer en el cielo alado, la condena es el sentido abstracto de la somnolencia. El barquero cobra dos monedas para llegar al juicio de pandora, el paraíso solo se ve desde la casualidad, la misteriosa forma de vivir es la parálisis entre signos del bien y del mal, sobre el altar del ritual, el enigma camina sobre una alfombra roja, portadora de tus actos como testigo sobre tus pasos. Realidad o ficción solo hay mañanas, de leyendas en el juicio final, la sentencia solo cuenta, solo cuenta las horas, arrepentido como mendigo de las falsedades, desafiar el rito es el desamparo de los cuentos, la piel se eriza al ver lo trivial como el ombligo del feudal, es mejor callar y aceptar la condena ancestral, aunque la mente domine el no sobre el juicio final, por no consentir la condena terminal.
Vivirás en la horma de tu destino, hasta que aceptes tu castigo, por hacer el prevaricato donde sois testigo de la beneficencia como el daño, que has sometido al ser abstracto, pasaras a ser huérfano de tus actos, y rememorarás tu osadía al tacto de tu piel embrujada sin alma, ahora vete y descansa en tu palma, y piensa que tus actos por egoísmo, serán tu castigo en el abismo de tu conciencia, donde padecerás el castigo del cuerno. Cuando hayas visto el rayo del sol, habrás lavado tu corazón y renacerás en un rosal y sus espinas, para que aprendas la lección, que un pétalo rojo es amor, y una espina es la sangre que arrebata la codicia del humano, solo vivirás hasta que la codicia del aquel enamorado, valla y te corte por amor puro, volverás a renacer una y otra vez hasta aprender la lección de vivir en paz contigo mismo…