Hay veces que los deseos parecieran no serlo,
así fue decir que pasaba y no me quedaba,
la verdad, no sabía cómo hacerlo
ni tampoco sabía si tú lo deseabas.
Hay veces que el arte se encuentra en locura,
hay veces que siento que la locura crea arte,
y si no te creo, ¿Cómo vas a encontrarme?
Y si no me encuentras ¿Cómo voy a crearte?
Hay veces que te vas y no te extraño,
pero esta vez te fuiste y terminé llorando
porque sabía bien que pasaría un año
o dos o tres y no volvería a tomar tu mano.
Hay veces que quiero llamarte por tu nombre,
hay veces que te invento un apodo con cariño,
hay veces que quiero llamarte por tu apodo y me olvido
que ya ni llamarte puedo, aunque sea con cariño.
Hay veces que me pierdo y te espero al despertar,
luego recuerdo que me preguntas: “¿Qué más?”
Hay veces que me encuentro y te recuerdo al dormitar,
luego olvido que te respondo: “Nada más”.
Hay veces que las despedidas son reencuentros,
ya no contigo, sino conmigo,
desde tus ojos a los míos y de tus pesares a mis líos,
verme sonreír, aunque yo no quiera,
ver mi seguridad insegura de la próxima era,
ver mi amabilidad rogando porque te fueras,
y te fuiste, aunque no quisieras…
Según yo.