andrea barbaranelli

Desamor

¿Por qué debería

preocuparme por ti?

El amor se ha acabado,

ha muerto.

Todas las cosas mueren, en fin.

Ha muerto porque estuvo vivo,

el amor.

Estuvo vivo,

vivió,

el amor,

cuando me daba vueltas

alrededor de tu casa

como un ánima en pena

y me quedaba por ahí

durante largas horas

de mañana y de tarde

y hasta entrada la noche

esperando que te asomaras

o bajaras a la calle.

Tenía tiempo para eso

para gastarlo en eso,

tenía delante mío

toda la adolescencia,

la edad infinita de la vida.

Tenía un tiempo ilimitado

delante de mí.

Tiempo para pensar en ti, hasta la noche,

hasta la madrugada,

hasta el final del tiempo,

hasta siempre.

 

El amor

ha terminado,

ha muerto.

¿Por qué preocuparme por ti?

¿O preocuparme por mí?

Sin amor

no hay

posibilidad de salvarse

de los engranajes

de esta máquina atroz

del tiempo irreversible.

Sin amor

no hay

posibilidad de redención,

posibilidad

de redimirse

del tiempo.

 

Ahora que ya no amo más

siento

este hielo

que me conserva intacto

preservándome

como preserva

un pescado

sacado del agua

vital

que agoniza,

la boca abierta

de par en par,

en el aire

irrespirable

enemigo.