De la noche oscura
surgían los pasos,
venían del río
nerviosos y raudos,
las sombras abrían
con pena sus brazos
sintiendo la marcha
de brumas y claros,
perfecta etiqueta
de sellos dorados
con digna vitola
del bosque y del árbol,
y así, sin saberlo,
nacían los cuadros
en mentes precisas
formando relatos...
Por la mente inquieta
pasaron los años,
las horas y días
de tantos veranos,
y aquellos estíos
son hoy añorados,
con dulces sonrisas
de sueños y ratos,
vividos sin freno
y bien apurados,
en bailes y plazas
buscando el abrazo,
también las pupilas
y besos robados
rompiendo el silencio
la música y cantos...
\"...De la noche aquella
hoy queda en letargo,
la rosa marchita
y el labio besado...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
08/05/20