El silencio de la noche recuerda
los besos perfumados que nos dimos
en la alfombra de fragancias y esencias
que tapizaba el balsámico tilo.
En los rubíes de tu ígnea boca
ardieron las llamas de mis supiros
y en la calma de la noche estrellada
dos corazones laten al unísono.
Suenan los colores de la alborada
en las remansadas aguas del río
y el aroma carmesí de tus pétalos
palpita en los recuerdos del olvido.
Tus efluvios aromaron la aurora,
cual las flores del mirto,
y tu mirada se la llevó el viento
derretida en lágrimas y suspiros.
Aromas de nostalgia