¡Si Diógenes existiera,
con su lámpara anduviera!
Porque aún no se ha encontrado
el hombre cabal y honrado,
que de virtudes dechado
jamás pueda ser comprado.
El sucio politiquero,
tan falso y tan embustero
del pueblo hace su cantera,
para vivir bien saciado
con su porte lisonjero.
Las nefastas religiones
te venden mil ilusiones.
De estafa son un modelo
prometiendo lindo cielo,
se visten de terciopelo
y tu durmiendo en el suelo,
pues del Cristo el sacrificio,
lo tienen a su servicio.
Sus lideres son bribones
que explotan tu desconsuelo
en su propio beneficio.
Y hablando del \"gran amigo\",
por experiencia les digo:
Son pocos los verdaderos,
y los muchos zalameros
que con gestos traicioneros
te apuñalan muy arteros.
Con su singular destreza
te fingen grande nobleza.
Ellos caminan consigo
suaves pieles de corderos
para cubrir su bajeza.
La lámpara del asceta
buscaremos como meta.
Para poder descubrir
aquel que sabe fingir
un cariño sin sentir
que te puede hacer sufrir.
¡Y quizás en lejanía
la verdad brillará un día!
Entonces ya sin careta
falsedad ha de morir
surgiendo gran armonía.
Autor: Aníbal Rodríguez