EL QUETZAL EN VUELO

PARA CUANDO REGRESES, QUE LO SEPAS

Para cuando tu llegaste, ya habían corrido muchos ríos de vino por mi cuaderno, el llanto acumulado hizo un mar y los sueños amontonados en una pila de frustraciones estaban por arden en la hoguera del odio. Para cuando tu llegaste, diste la vuelta por otros dolores, ya estaba aliviado de tu amor. Ya no te necesitaba

 

Fueron difíciles los primeros momentos, me abrazaba a mi guitarra para sofocar su llanto y mi perro lambia lastimosamente todos mis recuerdos y parecía entender muy bien tu abandono y se metía en mi cama como queriendo espantar cada recuerdo, luchaba por extinguir los olores que dejaste cuando te encontré.

 

Sí, es muy cierto lo que te dijeron, anduve por ahí, gastando mi lápiz, emborronando cada hoja que intentaba ser poemas y de cada canción hacia solo un gemido sordo que no tenia ni tono y menos sabor. Deje de ir al café nocturno, entierra mi guitarra en su estuche y mi perro se echó a morir como quetzal.

 

Una tarde depresiva encontré bajo la cama tu nota de despedida, donde hablabas maravillas de la relación, de tu libertad, del sofoco de mi amor, del aburrimiento de las noches del café nocturno y de tantas rarezas que no parecían tuyas. Quizá por eso el viento escondió ese papel que lo encontré meses después de tu partida.

 

Con todo eso, estoy de acuerdo contigo que siendo las cosas como son, lo mas sabio, lo mejor; fue tu partida, irte fue lo mejor, aunque la forma en que lo hiciste no fue la mejor, en la bolsa izquierda de mi chaleco siempre llevo una despedida para regalara a quien le falte el valor, a ti te la hubiera dado con gusto.

 

Ahora que anuncias tu llegada, creo que no hay un solo lugar en mi canción para poner un tono nuevo, el abecedario esta completo y mi almohada ya esta de nuevo en su lugar, solo mi perro al enterarse de tu regreso no ha dejado de reprochar el cataclismo y no quiere volver al valle de la muerte, quiere seguir siendo quetzal  en vuelo.

 

 

  LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO