Mi esencia altiva que no se dobla
Ante la indiferencia perversa de la vida
Continuo en el camino donde vago
En la plenitud de mi alma y mis sentidos
De pie me mantengo en el laborioso sendero
Mirando la locura que no tiene figura
Veo los despojos de mi propia esperanza
El vacío del hombre y el exilio de su espíritu
Pareciera que los mares se han quedado sin olas
O que el mundo infinito se ha ahogado en la nada
Mi ala valiente a veces duda y no me sostiene,
Vacilan mis visiones ante las circunstancias sombrías
Mi ser se encuentra en medio de gente indiferente
Gentes que acechan desde la oscuridad y nos abruman
Pretenden que nuestras almas se arrodillen e imploren
Que nuestras manos vacías no arén, no puedan segar
Cae la luz a través del viento
Huyen las sombras al caer la tarde
Sobre el risco, en los peñones muertos
Descansa mi alma y el corazón fuera de mi pecho
Grito inaudible al azul del cielo
Estoy aquí, altivo, aún no he muerto
Emerjo en el aire, libre, intocable
Renazco de las cenizas, ilimitado, valiente
Golpeó el tedio que me esclaviza
Y salgo a la vida, a conquistar mi alegría