De comienzo a fin este sendero
Arrullan al tiempo con sus caricias
Camino por tu valle desértico
Hasta alcanzar la calzada de una ilusión
Tus ojos de guía, y tus manos
Un portulano de un mar desconocido
Dormita en tus labios, las palabras amordazadas
Por la verdad de un lirio que espera en tu boca
Al mar tu oído, y mi barco mis palabras
Que acalla en tu roca y desliza
Por tu mejilla como la lágrima
Que naufraga en tu rostro
Tu boca, una rosa
Tus palabras su aliento
Y Una espina que no sangra
Es tu amor que padezco.
Los lindes de tu cuerpo,
Son solo otoños
Siento tu rostro una primavera
Y un cielo inmenso que aguarda
Como nubes, los labios
Para juntarse y hacer
Llover la rosa de un invierno…
© Carlos Bastías Cid. Todos los derechos reservados.