¡No quiero tus flores!
Nos dimos adiós...
Dejando atrás tantas promesas estampadas en las nubes.
Entre velas, sábanas, burbujas, suspiros y anillos.
Juntos en la carrera, donde el último a llegar, era vencedor con premio de adiós.
El tiempo se detiene, siento un sabor diferente entre mis labios, ¿Serán lágrimas saladas, que han invadido mis ojos sin breve aviso?
Estoy atrapada por recuerdos latentes aún en mí, te siento, te recuerdo y hago silencio.
Hablo bajito…
Susurrando las penas a mi alma, para que nadie escuche. No quiero espectadores por testigo de mi corazón rechazado.
El tiempo no tiene piedad, pasa despacio, intensificando este presente dolor, ¿dónde encontraré un aire, en que pueda respirar?
Si cada vez que respiro, siento como las partículas esparramadas en el aire, como polvo, polen, hollín y humo, se transforman en pequeñas gotas de amarguras, destiladas por ti, y me entristezco…
Escucho el tambor de mi corazón, que acelerado no se conforma, quiere luchar como un soldado enviado a la guerra, con futuro incierto.
¡Esperaré el silenciar del tambor!
Qué como batutas introducidas en mi corazón, sirven de percusión en el contaje del uno, dos, para cuando llegue al tres, despegar y desvanecerse entre las nubes, donde por las noches bajo las estrellas, hacíamos promesas de amor.
No me hagas odiar las flores, regalándome un ramo de ellas como adiós…
Leomaria Mendes
Valencia -España
Poemario; Amor Romántico