El sonido de tus palabras
se clavó en mi corazón
aquel día sin querer
me enteré de tu traición.
Entre clamor y lágrimas
pides reparar la situación rogando mi perdón,
que me extrañas, que vuelva,
sin mí tu vida no tiene razón.
El perdón no es olvido
todo mi amor lo has perdido,
te abrí mi vida, te senté en mi mesa
me pagaste con tal vileza.
Mi alma romper en mil pedazos
a ti no te importó,
solo sucumbir a sus encantos
saciando tu propia sed lasciva,
sin mirar nuestra relación.
Ese oscuro día conocí el veneno
que llevas dentro de ti,
mismo que te llevó hablar
de mí con tanta protervia.
Yo no voy a juzgarte,
mucho menos guardar rencor
queda en tu conciencia
si tu actuar fue el mejor.
Mi alma te libera
pero mi corazón aún alberga
aquella mujer que eras
mi amiga, mi hermana y confidente.
Con quien licor y desvelos
se vaciaba de penas mi corazón
encontrando ese abrazador consuelo,
cuando mis problemas maritales te contaba,
sin saber que eras tú a quien él abrazaba.
Espero un día te puedas preguntar…
¿Qué te llevó a pagarme con tanta maldad?
-luna de octubre