Puedes hacerte presente
en cualquier barra de madrugada,
con esa sonrisa engañosa
y los ojos enrojecidos, como el aliento.
Puedes hacerte presente,
en la trilogía de un semáforo
cuando el sueño vence
o será que envejezco
y el cuerpo ya no aguanta excesos
ni tragos demasiado largos.
Será que ya mi cuerpo imperfecto no es bodega,
o serán los años que innobles pasan
o será que ahora los viernes son distintos
y he de graduar mis gafas.
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