Acaricié con mi amor
cada gota de sal,que,
rodó por tus mejillas
las besé y las guardé
como si fueran mías
en ese tarro de cristal
por si tú,amor mío
volvías allí,dónde yo
guardo mis poesías.
Besé sin pudor
tu bella desnudez
y froté mis ojos
que ahora lloran
la misma sal,que,
yo mismo guardé
en ese viejo tarro
lo agité con fuerza
y cuando lo abrí
pude recordar,que,
aún allí dormía
la esencia de tu piel
que antes me vestía
y su aroma me recordó
la dulzor de tu boca
que ahora ya no es mía
Sequé cada lágrima
con la misma camisa
de franela y seda
que un día,tú,amor
pudiste regalarme
y ahora guardo yo
como guardián en celo
sobre mi pecho abierto.