Libertos de presiones y de juicios
eróticos me asaltan tus misterios
dejándome en el alma cautiverios
iguales a profundos precipicios.
Rotando entre equinoccios y solsticios
me tientas con la luz de tus imperios
y al eje de mis polos y hemisferios
desnudas de sus íntimos prejuicios.
Suspiras arrebatos de quererme
y esbozas con sutiles ademanes
caricias a mi mundo entre tus manos.
Al margen yo procuro mantenerme
ardiendo, sin embargo, en tus volcanes
mi red de paralelos meridianos.