Que empeño en volvernos complicados
Transformamos la comida en filosofía
Y al verbo en el cuerpo de Dios
Que importa cuál es la imagen del tuyo
Quizás un elefante es la portada del Señor
O las hormigas los ojos de los arcángeles
Mientras más te persigas señalándote
Más te alejas de tu destino, ¿o de ti mismo?
Anhelas el diluvio que no llega
Pues solteras en el cielo flotan tus esperanzas.
Las viejas señales, declives, las zonas resbaladizas
Tal vez te lleven a esa región desconocida
Donde la existencia se convierte en el milagro
De una voz que encuentra el paraíso.