Te fuiste con nada más que una razón que te guardabas para ti misma.
Y me dejaste con una mezcla de intentar ser optimista deseando que vuelvas pero un pesimismo de no hacer nada para que lo hagas.
Y todo eso provocado por mi necesidad de sentirme importante.
Solo quiero que pienses en mí mínimo cuando te pongas a pensar en todas las cosas de las que te arrepientes.
Y pasé meses creyendo que toda la mierda que quedó de nuestra relación fue provocada por tus amigas y no por mi enorme fetiche de sentir que me necesitabas.
Y fue difícil aceptarlo pero al final me convencí a mí mismo de que necesitaba sentirme necesitado.
Y si de veras necesitara eso, yo ya estaría feliz así como lo estás tú pero por otras razones.
Y nunca creí que los labios que amaba besar algún día podrían formar de manera sincera un adiós.
Si pudiera, sacrificaría mi cuerpo al dios que sea con la esperanza de poder resucitar en alguien lo suficientemente rencoroso como para ser capaz de odiarte.
Y siempre estuve apenado de admitirme como el problema.
Y nunca pude comportarme como si yo tuviera algún impacto en tu felicidad, porque la verdad tenía miedo de tenerlo.
Y nunca pude comportarme como si tu felicidad fuera importante.
Y siempre fuiste suficiente hasta que dejaste de serlo y hasta que de nuevo ya volviste a serlo pero ya no estás.
Porque ahora ya estás bien.
Y si yo fuera tú también preferiría encontrar algo parecido al amor en los brazos de otros niños que en mi corazón podrido.
Por eso no te culpo.
Porque yo también me dejaría.
Y no es porque no sirvo para amar.
Y no porque estoy roto.
No porque estoy triste ni porque no valgo nada para ti.
Sino porque siempre vi valor en tu sonrisa pero nunca en tus valores.
Y lo siento.
Y te amo.
Y hoy en día ya por fin puedo dormir mientras no me hables porque ya eres libre.
Y me siento feliz de haber sido parte de tu vida.
Y me siento bien porque pasé tanto tiempo intentando cambiarte sin darme cuenta de que el que necesitaba cambiar soy yo.
Siempre fui lo suficientemente egoísta para creer que me amarías más de lo que te amas a ti misma.
A pesar de que yo nunca te amé más que a mí.
Y hay mil cosas que mi egoísmo trató de arrebatarte para que al final fuésemos inseparables.
Pero al final tú fuiste la única que pudo alejarse.