La casa pasa evitándome.
Las habitaciones quizá me mirarán con la curiosidad de su morbo de madera. No soy algo normal para que me contengan, tal vez piensan. Porque piensan, yo lo he visto si me escondo entre mis sueños.
La noche avanza con su concierto de silencios en clave de sol perdido... con fusas negra y seminegra, enlazadas, sostenidas.
Sigo quieto y tengo fe que mis ojos van abiertos, deseando ver lo que está ciego. Aún con mis sentidos escondidos me convenzo que huele a cielo cuando me consuela imaginar que pasa la ventana sin cortinas que me muestra un día soleado en blanco y negro.
Pasa la casa y detrás la calle más bonita de mi infancia. No están mis muertos, nadie está vivo.
Yo estoy inmóvil, no estaba quieto, las cosas caen más rápido que yo y no me llevan.
#LuisAlbertoR
(Fotografía de Floris Jan Roelof)