KOKO CARDIEL CSM

Horas y horas.

Mientras desliza su táctil en cada foto que observa surge la duda, la duda de:

¿el que será de casa sonrisa, de cada lenguaje no verbal, de lo que hay detrás de cada mirada?.


Horas y horas siendo abducido en el lúgubre limbo de la duda, inmerso en la pregunta sin mapa alguno, sin agua en la inminente sequía desértica de las ideas.
Dos miradas anónimas que sin saberlo por un momento tenue son convertidos en cómplices anónimos que deriva de la divagación de la exhaustiva búsqueda de lo que demanda su alma y su corazón, Por más que envía señales lúcidas en sueños, señales de ondas cerebrales en el complejo limbo del pensamiento, le es imposible contactarle y por si fuera poco el silencio a su respuesta le aterroriza. Pues en ocasiones vagando por el infinito cosmos límbico del hipocampo del recuerdo, una figura se materializa, a veces parece encontrarle parecido mientras camina entre los transeúntes, mientras navega en su táctil, o mientras sueña. horas y horas atormentado por aquellos sucesos, horas y horas leyendo arduamente entre ellas las mitologías de la reencarnación, preguntándose si también esa figura misteriosa le busca y siente lo mismo. Le aterroriza pensar que aquella silueta además de causarle un aumento de serotonina y una curvatura inminente expresada en sonrisa, a causalidad de la gravedad de aquella silueta misteriosa, este en otro plano, en otro mundo, incluso en otro tiempo, un espeluznante escalofrío petrifica toda esperanza al pensar, que no hay nada peor que sólo sea producto de una imaginación inexistente y ni siquiera exista esperanza tenue de encontrarle.

 

 

Koko cardiel.