Porque no entiendo nada mas de lo que han sido mis horas,
mis minutos se han perdido en una turbia melodía,
una compleja suma de momentos sin retorno,
fueron un triste destello de un lucero en plena vía.
Y aun trato de entender la palidez en este asombro,
que termina lastimando cual puñal frío y certero,
con la voz de lo que fue, de lo que pudo haber sido,
con la razón de lo que pude y lo que yo ya no puedo.
Cápsula silenciosa es mi nostalgia sollozando,
amendrentada, insegura, volátil pero contundente,
emoción prisionera de la sabia y cruel memoria,
de un futuro que no existe, de un pasado ya sin suerte.
No seremos esa mezcla de matices inventados,
por raíces distendidas en el ocio del asombro,
en el arte valeroso de entender sin sobresaltos,
la paciencia de los sueños y la virtud de los fracasos.
Mientras espero muy paciente la respuesta a mis delirios,
que hay sabido convivir en el perfil de mis complejos,
en la nítida visión que la noche ya despliega,
que el martirio inconsciente validó como tan cierto.
Salto al sobrio resplandor de mi rutina enajenada,
tan amante de lo mismo que enamora cada día,
que secuaces acompañan los intereses mas visibles,
tan estables en la cuerda y tan colgados de la misma.
voy a sospechar en mi perdida sed de júbilo
el temor intencionado que se llevó mi risa.