El sol ya se retira aunque es temprano,
el ocaso es precoz en el invierno,
la noche está muy cerca y hace frío,
mientras sangran las nubes en el cielo;
agoniza la tarde, y en tu ausencia
me duele el corazón, pues no te veo,
te extraño más que nunca, como siempre,
con toda esta locura en que te quiero.
Al no mirarte se apagó en mis ojos,
la luz que le encendían tus luceros;
en mis manos abortan mil caricias,
se marchitan mis labios sin tus besos;
mi piel tan alejada de la tuya,
traspira soledades de desierto;
el eco de tu voz resuena en mi alma,
y me llama tu imagen en mis sueños.
Mas, yo sé que arderán nuevas auroras,
en la magia feliz de tu regreso,
y la hoguera infinita de mis labios,
ahogará los tuyos en su fuego;
será otra vez tu piel la puerta abierta,
adonde descubrir el universo,
y en el mar de dulzura de tus ojos,
estallarán de pronto soles nuevos.
Volverás a elegirme como entonces,
te volveré a elegir, porque te quiero;
y las flores de eternas primaveras,
darán a nuestro amor otro comienzo…