PENSARES.
Enraíza el cedro en la sierra,
como el amor se aferra al alma
y es a veces paz y otras guerra,
cual cielo entre tempestad y calma.
Así el río es cristalino o sombrío,
bajo firmamentos grises o de Estío,
y sus aguas son serenas o violentas,
si en las alturas hay o no tormentas.
Que tan fácil se llega a amar,
y se hace tan difícil olvidar,
así la noche que llega desde el mar,
pretende entre sombras señorear.
Son sus penumbras temporales,
como lo son las huellas en arena
y así de voluble se hace la pena,
cuando se ha llorado vendavales.
El amor es cual hierba lozana,
que crece silvestre en el prado
y que la hoz jamás profana,
porque tantas veces es olvidado.
Así el agua baja del río,
inminente hacia el mar,
como también el azar,
llega en libre albedrío.
Y esa gua que se ve correr,
exiliada de su nacimiento,
nunca más se verá volver,
como no vuelve un momento.
Autor: Víctor A. Arana.
(VÍCTOR SANTA ROSA)
Septiembre 14 del 2020.