Rueda la palabra
por mi boca sarmentosa.
Llena de viejas cepas,
de vides estacionales,
de pompas fúnebres
y recónditos lugares.
La palabra llega.
Es un suspiro, una
génesis. El lateral de una pared
pintado por mano ciega.
El rincón que en silencio
se pudre.
Llena de humedades, llega
la palabra, seca, sin aristas,
guijarro redondeado en los ritmos
estivales.
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