Hoy contemplé tu imagen cegadora,
nimbo de luz en tu cuerpo radiante,
claro fulgor de un neón delirante,
flama del sol cuando asoma la aurora.
El ardor de una efigie embaucadora,
el cálido contorno deslumbrante,
la aureola candente de un diamante,
luciérnaga febril que me enamora.
Vi el tórrido candil incandescente,
el halo que irradiabas cual centella,
la corona que llevas permanente.
El resplandor brillante de una estrella,
un quinqué que chispea fluorescente,
vislumbré entre todas, a la más bella.