Me detuve a pensar,
En el afán de mis días.
El ir y venir, sin llegar.
Escuché en mi interior…
El propósito de la vida,
No se satisface recorriendo…
Lo superfluo de mi corazón,
Debía primero Quitar,
Para entregar a Dios;
La más Preciosa joya.
La recompensa…
Llama eterna te será encendida.
Y estar ahí…
Para gozarse del majestuoso,
Cristalino mar de vidrio.
Con sus olas de lauro fuego.
Y muchas cosas más impresionantes.
Se podrán abrazar en ese bello lugar.