Yo nunca contemplo el fuego disperso
al compás de las inquietas abejas
ni tampoco al que con palabras juega
engañando sin más, porque si puede
Pues la vida es corta, el sendero largo
solo quedan los trazos de la historia
la gloria o la deshonra en el camino
aunque a muchos no importe ni un comino
Somos aves de paso en una tierra
que olvidaron las leyes tan divinas
de aquel Cristo muriendo por nosotros
cambiando mandamientos a su gusto
En la triste demencia de los hombres
de sus cobardes iras, de sus prisas
donde ha muerto hace tiempo la sonrisa
se inclina y vierten la funesta gota
implorando al creador sus bendiciones
Subiendo la escalera de los años
con la pluma en su mano el buen hermano
quiso contar del mundo sus miserias
y llegaron las noches a llevarlo
Envuelto entre las sombras de la envidia
récubrieron su tumba con espanto
fingieron que la muerte lo llevaba
con mentiras que vierten a la gente
A la triste luz de las estrellas
en danza con la brisa de la tarde
una vieja cruz permanece erguida
horadando los muros del silencio
Desnudando su sombra en el reflejo
cubierta por la arena, por el tiempo
más quedaron sus versos en el tiempo
y su gloria que nunca pasa en vano
Este mundo con alas inconstante
este mundo camino a la deriva
por la triste memoria de la gente
que mirando sin ver, nada contemplan
En callejones, paseos y avenidas
se habla de mucho, sin decirse nada
donde muere la esperanza del hombre
o tal vez es que nunca la ha tenido