Brotar pareces de la misma nada
y, envuelta en blanquecino y denso humo,
a tu imagen das forma, aunque presumo
¡que no ha sido casual, no, tu llegada!
Tu visita por mí ya era esperada
y, el riesgo de perderme, ¡bien lo asumo!,
pues, si abriste un portal y en él me esfumo,
¡mi vida aquí daré por terminada!
¡Traspasaré el umbral, me iré contigo...!
¡No me asusta la idea de la muerte:
dime tú dónde estás, que yo te sigo!
¡Dejaré todo atrás, porque quererte,
más allá de un deseo que persigo,
es mi loca esperanza por tenerte!