Mis palabras cuijas tiernas,
trasparentes,
trepan por las paredes,
los sueños.
Se enredan en tu pelo,
tus muslos,
se resbalan en tu vientre.
Se posan en las cosas,
los retratos.
Usan tus vasos,
tus cucharas y tus platos.
Aún hoy pasean por tu cuarto;
se meten entre las sábanas
acurrucándose en ti.
Estas palabrascuija
te mordisquean los pezones,
se beben tu sudor,
tu llanto.
Se alimentan de las uñas
de tus dedos,
de tus hombros y tu pelo.
Y en lo grande de tus ojos
se echan largamente a retozar.
© Armando Cano.