Disfrutaba tus abrazos,
Dulce sabor de tus besos,
El olor de tu cabello
Y la seda de tus manos;
Me sentía enajenado
En tan dulces embelesos,
Se alteraba espacio y tiempo
Con tan perenne regalo;
Desperté y te buscaba;
Pero jamás te encontré,
Fue otra mala jugada
Del anhelo, de querer
Tenerte siempre en casa
Cobijada entre mi piel…