Como la ola que viene y regresa a la intimidad del mar
Que decidió existir sin preguntar,
¿Por qué se acaricia la arena sin poseerla?
Así he dejado que la tempestad deshoje el árbol de mis recuerdos
Todo ha sido robado por el tiempo,
Salvo la luna que aún ocupa mi ventana
Mi figura que se evapora en el espacio
Formando un camino áspero con el dolor y su huella
Observó la luna sobre el brillante manantial
Y al niño de puntillas que descubre su frescura
El agua cristalina que refleja las estrellas
Y la tarde que enmudece entre los sollozos de mi vida inquieta
Las hojas caen lentamente, como preludio de lluvia en la mañana de invierno
Las nubes que divagan entre vivir y morir
Las voces de las cigarras grabadas en el eco de la noche infinita
Y mi alma cae postrada ante la realidad de existir
Brotará el lirio de la montaña en el amanecer de esperanza
Florecerá el madero joven y mi corazón será su retoño
La luna seguirá en mi ventana, el manantial brillara de nuevo
El niño será anciano y de puntillas descubrirá el amor
Y amará
Hasta que las luciérnagas se apaguen
Y la cigarra ya no cante
Y la nube haya partido
Y la ola no regrese
Y mi cuerpo ya no exista