Cuando llovizna y el viento
se sueltan a bailar una pieza
¡Todo se enmudece!
¡agoniza el madero hasta un punto…!
y luego los tejados sangrantes
sostienen una miríada de pétalos de astilla.
¡El bramido es inconsolable!
¡y más en el fondo de lo obscuro!
No quiere el cara de gallo abrir los ojos.
Christian Jovani
(Derechos reservados del autor).