Con las meretrices del tiempo avisas,
perdido entre el mandato de los dioses;
que en este mundo perdemos todo con prisa
y ganamos premisas rodeado de voces.
Entre las sombras del luminoso ocaso,
puedo nadar en el océano de tus ojos,
y en el malva de tu sonrisa me abrazo
mientras en las olas de tu amar me sonrojo.
Alcanzo la tempestad de tus besos,
cuando sin dudas peregrino en tus mejillas;
me embriago de su dulce sabor, lo confieso
y en ese preciso instante mi alma brilla.
El magenta de los tulipanes que matizan al alba,
contrastan con el gélido y otoñal calor,
pues no es más que el reflejo puro de tu alma
y el estampado de tu verdadero amor.
Al paso raudo del frívolo viento yo clamo!
y con la remisa del tiempo, pienso cada cosa,
te quise ayer, te adore mañana y hoy te amo
a ti mi ser perfecto, mi compañera...
Mi esposa.