Hoy el sol salió de nuevo
a iluminar la mañana,
pero a ti no te calienta,
ni te besa, ni te abraza,
quizá otros soles, otros rayos,
otro calor, otra flama.
El mar no paró sus olas,
ni su espuma, ni sus aguas,
sigue el vaivén infinito
de ir y venir en la playa,
pero tú ya no lo hueles,
ni te moja, ni te calma,
otros mares rozarán
lo que cubrió tus entrañas,
no sé si piel esta vez, si efímera,
eterna, mudada,
nadie sabe qué materia
ni vuelve para contarla.
El viento corre a decir en susurros,
bocanadas, trae llevando las noticias,
pero a ti ya no te alcanza,
no te cuenta lo que sabe,
no te encuentra en tu ventana,
busca en el zaguán abierto,
y en la puerta, y en la entrada,
alguien le ha dicho “no está,
ya no vive en esta casa,
ni en el pueblo, ni en el monte,
ni en la sierra anaranjada,
el verano se lo lleva como quien
lleva una hermana,
lo ha cogido de la mano
y ahora mora en la alborada,
el alba se lo ha quedado
para alumbrar la cañada.”
Tu sillón te echa de menos,
queda a merced de su ama,
lo que ayer era fecundo
yace yermo en la explanada.
Ve como viniste al tiempo,
sin pesares y sin cargas,
ya llenaste al que se queda
con memorias, flores, galas,
con pena a veces impuesta
por avatares, albures,
típicos cambios de trama.
El vivir es lo que tiene,
se vive con tantas ganas
que cuando se acaba el tiempo
nadie se sube a la barca,
el barquero nos obliga
y además, hay que pagarla.
Puede que en el devenir del tiempo,
en otro mundo, otra raza,
nos volvamos a encontrar,
sin hueso, carne, ni cuerpo,
penas, ni dolor, ni sed,
sólo luz, sentido y alma.
Luz De Gas