Mirada embaucadora,
oscilante en la brisa evanescente,
me incita embrujadora
flotando en el ambiente,
secuela de un deseo que es creciente.
Palabra aduladora,
la que traza un relato convincente,
es íntima y sonora,
el verbo que no miente,
navegando por tu labio sonriente.
Bebida embriagadora,
mezcolanza de besos y aguardiente,
en boca, abrasadora,
el elixir ardiente
que fluye en mi interior, efervescente.
Me bailas seductora,
la danza que me envuelve sugerente,
a veces retadora,
tan cerca y tan caliente
excita al corazón vivo y latente.
Mi mano exploradora
me guía hasta ese pecho tan turgente
tentando pecadora.
Mi lengua está impaciente,
y la tuya me responde obediente.
Tu vulva acogedora,
se desborda empapada en un torrente,
y siendo vencedora,
recibe la simiente
del placer que fulgura iridiscente.
El alba cegadora
ilumina tu cuerpo reluciente,
la germinal aurora
que acaba la indecente
noche, en la que me abrazas cual serpiente.