Quiero contarte tantas cosas,
ese día en Palomar, me convertí en espía,
de tus ojos, tu boca, entera tú,
pude apreciar estrellas, luceros,...
reflejados en tu mirada,
me hundí en ese océano profundo.
Ayer me encontré con mi amigo,
tan querido era,
él nunca supo de tú y yo;
al verano siguiente de mis fantasías contigo en las playas colombinas,
se perdieron el uno en el otro,
si mal no recuerdo ya estábamos juntos los dos;
como quien no quiere la cosa,
le pedí detalles,
cada uno más cierto que el otro.
Tú sí sabías de éste, mi compañero.
¿Por qué no me abandonaste y te fuiste con él?
Quizás es tarde,
para creer en una respuesta a destiempo.
No borraré el epitafio:
\"Se han apagado tus ojos,
más jamás olvidaré su luz\"
Ven, ven a revelarme tu versión.
La espero por toda la eternidad...
Ahora entiendo porque no me lo dijiste
ni te alejaste,
yo había sido el otro,
no mi socio.
Fui yo quien interrumpió ese amor,
arrastrándote;
tu elegiste,
a Él, mi amigo,
soportó hechos consumados,
nuestro matrimonio.
Evitaste citar los nombres a él y a mí.
Si en Palomar o después,
hubiera sabido de vuestros afectos,
nada de esto habría sucedido.
Mi compañero hizo su vida,
tu cargaste una culpa,
y yo inocente traidor
soporto las angustias
de haberte perdido.
Enigmas...
Si tu preferencia fue por amor,
estás a salvo.
Te dejo una flor...
Pronto te alcanzaré...