Bienvenida la luz de tu infinita bondad,
bienvenida la bondad de tu dulce mirada;
bienvenida la paz, siempre a ti asociada;
bienvenida tu esencia, que huele a felicidad.
Bienvenidos sean los pensamientos
que traen a nosotros tu imagen bendita.
Bienvenido el amor, tu creación más bonita...
el azúcar de todos los sentimientos.
En los momentos difíciles, en los vendavales,
en medio de la injusticia más cruel,
bienvenido sea tu amor porque él
es remedio infalible de todos los males.
Bienvenido en fin, todo lo que venga de ti...
la vida, la paz, la luz, el amor...
¿y por qué no?,/bienvenido el dolor,
luz de la experiencia que arde en mí.
Y si el recuerdo de ti es una sonrisa bella
o una mano amiga un puente entre los dos,
bienvenida sea tu mano, oh Dios,
para apoyarnos en ella.
Y en medio de nuestra meditación
y en el instante de dedicarle nuestros rezos,
o al oír las notas de una sentida canción,
bienvenido será nuestro destino,
sabiendo que al final del camino
habrá un mundo de luz, de amor, de besos.