Bájame a tierra!
que en lo alto vivo yo pensando en ti.
Concédeme el deseo de besarla,
abre tus brazos tiernamente,
y envuélveme con el sentir,
que nunca tuve así, tan contundente.
Caliéntame la sangre,
que ella beba el fuego que tu me provocas,
y ciérrame los ojos que quiero soñarla hasta mañana,
amor eterno.