Dejé grabado en curvilíneas
el cinturón de letras
la clave de una melodía;
deje allí sus penas
junto a su nombre, al pie de la orquesta.
Dejé grabado entre las hebras
de este corazón de tela
la puntada de un constelación;
deje allí sus risas
junto a las estrellas, al pie de esta bóveda huérfana.
Dejé grabado tu nombre y tu risa
para algúnn día llenarlos con esa otra fila
de letras y emociones
que algún día sean un mensaje
como el que dejé hace días en el contestador;
deje allí sus miedos, su agonía
junta a la estela de mi amor, allí
de lado del te quiero; no lo ignore
consérvelo...
algún día, quizás, algún día,
corazón.