omu

una vida más

Nació,
entre los espacios enmohecidos,
ahuecados, sin sentido,
con el rugir de railes descosidos
por rutas desemparejadas.
Nació bajo el puente arqueado
donde los brazos no abrazan,
en que las manos no aprietan,
rancias se sueltan;
y en la pesada mochila
faltan provisiones,
por dejadez o por olvido
la ayuda se quedo desperdigada,
fuera del hatillo.

 

Creció;
y para salir adelante,
solamente le quedaba
protegerse, defenderse,
hincar con ganas
fuerte los dientes,
estar alerta,
escaparse o morder.
Sintió:
uñas afiladas despedazando
ilusiones virginales y novatas.

 

Nació y creció,
tomando como alimento
lo que debieran ser
desguazados desperdicios.

 

Nació, creció y murió
donde la cuna ni se mueve,
donde el calor
y el confort son breves,
donde no se balancea
ni la armonia, ni la paz,
ni el sonido de una nana,
creció sin mantas ni juegos,
rotos los columpios;
en un rincón en el que la aridez
se deja de subterfugios.

 

Murió su cuerpo,
sobre un paraiso
zancadilleado por el infierno,
en el linde de esa ribera.
Cuando la conciencia del espíritu
declinó del tomar forma.
Donde el infortunio está
en que perezcan los cuerpos,
donde el alma se evade
y adquiere sin fortaleza
la pobreza más austera,
donde se desperdicia
y se rechaza a lo autentico,
se doma a lo sublime
y lo valioso se deforma.