Cuando mi lengua suba por tu espalda
tus ojos orbitarán en el espacio
tu cuerpo temblara como si nada
y yo lo gazaré paso por paso.
Tu boca un huracán gimiendo fuego
un caos tu interior, ígneo tu vientre
tus muslos un sudor, ardiendo luego
tus senos un fulgor hirviendo siempre.
Los dos enamorados, decididos
auténticos, reales, atrevidos
jugamos al amor un rato largo
después, a la sazón, caemos rendidos.