Observando la pobreza tras adalides mintiendo,
oliendo pérdidas, sumando apatía y desolación,
sintiendo que cada día nos aísla más el temor y
secando torrentes que lloro de neta impotencia:
te evoco, te busco, te imano, te siento, te quiero.
Tu entidad me amplía, tu mirar me inspira,
tu querer me alcanza… ¡solo tú me calmas!
Y, sin que te enteres, mi pecho te arrulla
cuando también tú a mí me quieres -¡sí!-
para paliar tus vacíos y consolar el alma.
Es que… sin dotarnos de nada asombroso
este sentir espaciado, cada vez más íntimo
-extraño para inconsistentes comentarios-
cada ciclo que pasa, nos convierte un poco.
Porque este amor, sea como sea es amor
y de injusticias que carcomen los sueños
y de soledades que construyen desiertos
y de triste mortandad de vital esperanza
y de absoluta penuria espiritual, el amor,
solo el amor ¡solo este amor! … nos salva.
Precisamos un planeta renovado ¡está claro!
en el cual no necesitemos desaprobar tanto.
Pero mientras así estemos, así no aparezcas,
estás en mí, brincando en mi infinito medio
y tu sola existencia me dona virtud y fuerza.
Cuando el mundo real, consternada me deja
y el gran universo me afrenta la confianza,
tu nívea piel nativa, tu frecuencia primera
tu sentir inmaculado, tu originaria belleza
¡parábolas de altozanos y luna me cuentan!
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P-Car
https://poesiasdepaty.blogspot.com/2019/09/un-planeta-renovado.html
Paty Carvajal-Chile
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Imagen: escultura “Amor” de Alexander Milov