Beatriz Hernando

Espera

Lágrimas de cristal 
vertidas al mar.
Qué tanto da una más.

Llantos rotos en mil añicos,
gritos evaporados
en apenas suspiros.

Sombras acechantes,
calma inquietante,
recuerdos penetrantes.

Segundos eternos
en días efímeros.
Qué tanto da uno más.

Libertad carcomida
por el tiempo
que llevo dormida.

Mas cuando despierte
en cuerpo ya no inerte
al fin podré tenerte.

Anhelante libertad
mi espera eterna no será.
Qué tanto da un poco más.