Acudiendo a la reflexión
es el espíritu que me anima.
Escribiendo sustentadas rimas
justificaré su atención.
En prudente meditación
ecuánime y sereno tino.
Quiero llegar al destino
con alguna afirmación.
El hombre avaro o tacaño
es un ladrón trastornado.
En su ambición vive atrapado
todos los días del año.
El avaro encuentra justificación
acaparando fortuna y riqueza.
Y sin embargo; es su pobreza
la que no tiene justificación.
Su codicia le condena.
Hurta su vida sin decoro.
Su ataúd vacío estará de oro.
Toda su mezquindad lo llena.
Abre tu obstinado corazón.
Redímete en hombre cuerdo.
Sólo heredadas el recuerdo
del miserable tacaño sin razón.
Es su egoísmo,que al escarnio se exponga
Con mesurada reflexión intento
no apabullarte con argumentos.
Es para vos Cipriano Cobadonga.
Julio Carbó