Un réquiem a mi amor desconsolado
le rezo al escuchar lo que me entonas
orando al descubrir que me abandonas
marchándote, rotunda, de mi lado.
Esbozo esta liturgia desolado
sabiendo que a mi temple desazonas
y fúnebre, a mi ser, lo desmoronas
al irte hacia los brazos de otro amado.
Con ruegos a tu ausencia le suplico
sumido entre las llamas de un infierno
que amargo me atestigua que te alejas.
Cantatas y oratorios te dedico
llorando, en solitario, hasta lo eterno
al verme la desdicha en que me dejas.